¿Qué políticas migratorias restrictivas se han implementado y con qué resultados?
En los últimos años, varios países, especialmente Estados Unidos y México, han adoptado políticas migratorias restrictivas con el objetivo de contener los flujos migratorios irregulares provenientes principalmente de Centroamérica, Venezuela, Haití y otras regiones afectadas por crisis. Estas medidas, aunque han buscado controlar las fronteras y ordenar el tránsito de personas, han tenido consecuencias complejas y, en muchos casos, contraproducentes.
Una de las más significativas fue la implementación del protocolo "Quédate en México" (formalmente conocido como “Migrant Protection Protocols”) por parte del gobierno de Estados Unidos en 2019. Esta política obligaba a solicitantes de asilo a esperar en territorio mexicano mientras sus casos eran procesados en cortes migratorias estadounidenses. Aunque fue presentada como una forma de descongestionar el sistema migratorio de EE. UU., en la práctica dejó a miles de personas vulnerables en ciudades fronterizas mexicanas, muchas veces sin condiciones adecuadas de vivienda, alimentación, seguridad ni atención médica. Se registraron numerosos casos de violencia, secuestros, explotación y abusos contra migrantes varados.
Otra medida fue el uso del Título 42, una orden de salud pública activada durante la pandemia de COVID-19, que permitía expulsar de manera inmediata a migrantes en la frontera sin ofrecerles la posibilidad de solicitar asilo. Aunque estaba basada en supuestos sanitarios, fue ampliamente criticada por organizaciones de derechos humanos, ya que impidió el acceso al derecho internacional de protección. Esta política fue utilizada hasta mayo de 2023, generando cientos de miles de deportaciones rápidas y una crisis humanitaria en puntos fronterizos.
México, bajo presión estadounidense, ha intensificado también sus controles migratorios. Ha desplegado efectivos de la Guardia Nacional en el sur del país, ha aumentado las detenciones y deportaciones de migrantes, y ha limitado los permisos de tránsito. Aunque estas acciones han buscado frenar los flujos hacia el norte, han provocado un aumento en los cruces irregulares, el crecimiento de redes de tráfico de personas y el hacinamiento en estaciones migratorias.
En otros países de tránsito como Guatemala o Panamá, se han endurecido los requisitos de entrada y permanencia, en algunos casos con el apoyo técnico y financiero de EE. UU. o de agencias internacionales. Sin embargo, estas medidas no han detenido la migración, sino que la han hecho más peligrosa, costosa y clandestina.
En términos generales, las políticas migratorias restrictivas han tenido resultados limitados en la reducción real del flujo migratorio, pero han agravado las condiciones humanitarias de quienes migran. Han fortalecido a las redes de traficantes, expuesto a miles de personas a abusos y aumentado las tensiones diplomáticas y sociales en países de tránsito y destino. Muchos expertos coinciden en que estas políticas deben complementarse o sustituirse por enfoques integrales que aborden las causas estructurales de la migración y garanticen la protección de los derechos humanos.